OEP: Observatorio Entrópico de Palatino/ Horror Vacui

OEP: Observatorio Entrópico de Palatino/ Horror Vacui

Horror Vacui / La Cultura es un efecto residual y recíproco de la conducta y conciencia humanas, que tiende a registrar, codificar y perpetuar todas y cada una de sus acciones, físicas y mentales, a través de interpretaciones que no dejan espacio para la asimilación del legado cósmico. Esta sección del Observatorio Entrópico de Palatino, recoge algunas de esas manifestaciones de atiborramiento intelectual, que tan necesarias se han hecho en la vida social de nuestra especie.

WITHOUT SKULL


Muestra de Julio Llópiz-Casal / AVECEZ espacio de arte [27•6•19]

A-veces resulta molesto encontrar acomodo para ciertas prácticas de vida, como, por ejemplo, tener que dormir sobre una sábana de poliéster en la cama de un hotel. En la mayoría de los casos cualquiera preferiría, literalmente con los ojos cerrados, echarla sobre una sabanita de algodón, de esas bien domésticas y gastaditas. Tal vez sea este el caso de Llópiz, quien ha escogido para su exhibición un espacio que le sobra conocido: la sala-comedor del apartamento que, a-veces, junto a Solveigt Font, convierten en espacio de arte para los amigos, y diletantes en general, de la audiovisualidad contemporánea.

A-veces (AVECEZ, por razones técnicas y de estilo), es el nombre de este espacio eventual, que concilia encuentros nada rutinarios ni predecibles, propiciando una digestión más eficiente, digamos que frugal y fortuita a escala microsocial, de experimentos estéticos de línea “dura”. Whithout skull (sin cráneo), que no tengo la menor idea de si en inglés tiene igual significación literal y contextual que en el español hablado en Cuba, donde semejante propuesta idiomática deja en claro cualquier falta de compromiso, de una o ambas partes, en una conversación o trifulca, es un buen ejemplo de lo que digo. Apenas unas pocas piezas consiguen, de modo mínimal y gran limpieza factual, enterarnos de asuntos muy diversos y ciertamente crípticos.

Afeitar y perforar, es una obra de pequeño formato con una carga simbólica muy sutil: Sobre una superficie de vinil, de esas que se emplean para tapizar muebles, físicamente vulnerable a cualquier objeto cortante, el autor ha estampado pictóricamente, a modo de “decorado”, una hoja de afeitar y la de una tira de reemplazo que emplean los caladores convencionales. En esta dualidad, que de alguna manera evoca lo cotidiano en la higiene del rasurado y su contraparte de lo profesional-funcional, hay un discreto “ay” de temor ante la amenaza de las figuraciones, tan solo esbozado con una representación meramente formal de aquello que realmente pudiera propiciar un corte.

Con el mismo tratamiento de factura, empleando el vinil tensado como un lienzo, al mejor estilo renacentista, reaparece esta modalidad de soporte en un breve políptico de la serie Espacios de trabajo. No puede uno sustraerse del antojo referencial que provoca este material, en abierta alusión al cuero, a la piel, recompuesta como superficie destinada a la creación; o quizás, en su vertiente genéticamente manipulada, como evocación cultural de la síntesis que nos llevaría a otra evolución (¿postbiológica?). De ahí que ciertos parches polícromos (injertos interculturales), nos remitan a una zona de trabajo altamente sensorial, que no excluyen la eventual aparición de un tornillo, ni la proximidad de una tela de algodón negra con una rosa disecada.

Otra parcela creativa, que Llópiz explora desde hace unos pocos años, aparece retomada en esta vista. Se trata de la exhibición de soportes para formatos digitales, rápidamente caducados por los progresos en este terreno, y que alguna vez contuvieron información de valía intelectual para el artista. Haciendo una lectura curatorial, semejantes mortajas guardan estrecho vínculo con la rosa seca de Espacios de trabajo. En la íntima muestra también hay videos, mostrados, con la misma discreción museográfica, en una laptop. Obras suyas realizadas en este soporte, hurgan en aspectos conceptuales, ensambladas a partir de la deconstrucción de procesos montados para cámara, con la intención de transliterar ideas bien heterodoxas, que no parecerían guardar relación entre sí. Creo que estos últimos son los que, sin cráneo, aplacarían cualquier desconcierto de descodificación en los espectadores; y también porque, a las diez de últimas, pudiéramos interpretar el anglicismo, whithout skull, como la invitación a un lúdico fenómeno plástico, explícitamente contemplativo.